Septiembre
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
- T+
- T-
Padre Hugo Tagle
El mundo iría mejor si mejorara la voluntad de dialogar. Fue lo que dijo el Papa Francisco por estos días en su viaje a tres países africanos, aludiendo a los varios lustros de desavenencias y guerras internas en esos sufridos países. Y esto, que dijo tan lejos, vale para todos.
“Conversando se entiende la gente”. Construir sociedad, hacer democracia, dialogar, no es fácil. Supone esfuerzo, renuncias, escuchar (la naturaleza es sabia: tenemos dos orejas y una boca), tolerancia ante lo que no compartimos. Buscar lo positivo y veraz en el otro. Dialogar supone capacidad de acuerdos y respeto a las decisiones tomadas.
El recelo de algunos ante la democracia es sólo signo de flojera mental, escasez de ideas e inteligencia. De ahí que los que creemos en la democracia debemos reforzar esfuerzos por proteger la libertad, el diálogo, la integración de los más postergados, pobres y abandonados. La sanidad de una democracia se revela en el cuidado de quienes se han ido quedando al borde del camino. Es capaz de crear una red de protección social sólida, que apoye a quienes más lo necesiten.
Y sí, lo sé: en democracia se cometen crímenes, corrupción y un largo etcétera. De ahí que hay que reforzar las herramientas fiscalizadoras para combatir esas lacras, castigar a quienes delinquen y abusan del sistema. La decepción que provocan quienes se dedican al servicio público descansa, lamentablemente, en no pocos malos desempeños. La vara es alta. Y quienes trabajen en el sector público deben esforzarse aún más por mejorar su eficiencia y servicio.
Pero volvamos a esto de la paz. Ella se comienza construyendo al interior de la familia, en el hogar, colegios y oficinas. El relamido discurso de que en lo pequeño construimos lo grande, viene a cuento. Como nunca, hoy notamos el impacto de las acciones pequeñas en un mundo cada vez más interconectado e interdependiente. De ahí que lamento las voces amargas que desprecian los esfuerzos individuales por mejorar el mundo, conservar el medio ambiente, construir una sociedad más justa. Se equivocan.
Se notan los efectos positivos de los esfuerzos mancomunados en campañas por mejorar el medio ambiente en barrios, comunas, donde la gente, usted y yo, nos sumamos a ellas. Sin el aporte de cada cual, de poco sirven los esfuerzos gubernamentales o las grandes políticas públicas. Lo mismo con relación a la paz y buen trato.
Septiembre es mes de la patria. Hagamos un esfuerzo por construir la paz, empezando por casa. Nuestro esfuerzo hará a otro más feliz. Y de paso, tendremos un mejor país.